Colle Don Bosco

Esta es la tierra de Juancito Bosco. Aquì nació, jugó, trabajó, escuchó la voz de Dios. Aquí respiramos la alegría y la fuerza espiritual de Don Bosco. Estos lugares serenos están cargados de recuerdos y de mensajes. El Colle Don Bosco es el lugar donde nació y desde donde partió su sueño. En esta colina en el caserío i Becchi, en la fracción Morialdo de la comuna de Castelnuovo (Asti), el 16 de agosto de 1815 nace Juan Bosco, en el «Cortijo (Casa de campo) Biglione» donde el padre trabajaba como mediadero. Aquí se encuentran los lugares que testimonian su presencia y su obra en favor de la juventud.

La «Casita»

«Esta es mi casa»

A los dos años Juanito queda huérfano de padre. Con la madre, los hermanos y la abuela, la familia Bosco se traslada a la cusucha comprada por su padre y adapatada como vivienda por su madre. Aquí recibe la preciosa educación de Mamá Margarita: los fundamentos de los valores humanos y cristianos . La casita está compuesta por el establo, la cocina y en el piso superior, el dormitorio de la mamá y de la abuela y finalmente el pequeño dormitorio del sueño: aquel sueño que tuvo Juancito entre los 9 y 10 años y que lo habría guiado en toda su vida. La casita se apoya en una estructura que tiene antiguas fotos de la colina y recuerda los valores educativos de mamá Margarita. Esta pequeña construcción testimonia a los peregrinos la humildad de la familia de Don Bosco y de la vida campesina de entonces.

Prado y pilón del Sueño

El prado al oeste es aquel que vio, a los nueve años en el sueño profético de su futura misión. Un pilón recuerda la visión che tuvo y que le preanunció una vida completamente dedicada a los jóvenes. Juancito, creciendo, siente crecer en su corazón un gran deseo: estudiar para ser sacerdote y ocuparse de los jóvenes. Dios le hace entender su proyecto en modo extraordinario. De hecho Don Bosco también es conocido como el «Santo soñador». Ya para algunos personajes en la Biblia el sueño era una forma con la que Dios se comunicaba (pensemos a los sueños de Jacob, José o san José). Así sucede también con Don Bosco: en el sueño recibe la misión de ocuparse de los jóvenes de todo el mundo. El primer sueño significativo de su vida fue justamente aquel que tuvo a los nueve años, ambientado aquí, en este lugar donde surgía el prado, con el gran horizonte que llegaba hasta Buttigliera y más allá. Con bondad, conquistando los corazones de los jóvenes, en el sueño los invitó a transformarse de lobos y bestias salvajes a dóciles corderos («de jóvenes pobres abandonados y peligrosos en buenos cristianos y honestos ciudadanos»).

Lee el sueño

Monumento a Juancito malabarista

El monumento subraya los inicios de Juan como jovencísimo animador a través del arte del malabarismo y de la acrobacia en estas praderas. Con el tiempo, construyendo sus espectáculos de entretenimiento, Juan sigue algunos criterios que orientan más tarde el juego en el Oratorio: seriedad en la preparación y sana e inteligente diversión con finalidad formativa. De su madre aprende un modo para estrechar amistades sinceras: unirse a quien es leal, generoso y a quien está abierto a Dios («evitar a los vulgares, maleducados y prepotentes …»).

Monumento a Mamá Margarita

En el Prado del «sueño de los nueve años» encontramos el monumento dedicado a Mamá Margarita, obra en bronce de Enrico Manfrini (1992), circundada por cinco cuadros en bronce que ilustran episodios de su vida en I Becchi. En la casita de I Becchi, los necesitados sabían que podían encontrar un buen corazón receptivo a cualquier necesidad.
El monumento quiere ser un signo de gratitud de la Familia Salesiana a mamá Margarita que ha contribuido determinantemente en la formación del Santo de los jóvenes.